Paz y amor y recogimiento y una poca de procesión cristiana para
calmar tu alma herida. Digo lo que dije, porque mi alma está en el
manicomio maquillada. ¿Qué quieres? Quizá lo tuyo es un abatimiento engreído a
base de soberbia, arrogancia y otras apariencias de ficción. Por un
insulto o mil yo ya hubiera muerto. Y no digo que tú no puedas morir por
menos, cada cual va a morir y si no es por amor no resucitará
(como Él). No perdamos la esperanza.
Lo compartas o no la literatura es amor que ama. La literatura es la manera de amar como un creyente ama a su dios verdadero y lo acoge con gran sentimiento y respeto; respeto hacia otras religiones, pero sabe que la verdadera es la suya. La literatura enseña y propicia el entendimiento entre iguales. Tú y yo somos parecidos, a mí también como a ti me hacen daño los insultos porque me aburren ¿a ti no? El pensamiento es libre como la expresión de la palabra. Me enamora la palabra y de manera devota en Semana Santa. Te siento y te respeto hoy y siempre. No puedes hacerme cambiar, como tampoco puedes evitar que te quiera. Me leas o no. La literatura nos unió, no será la que nos desuna. Soy un pagano en Semana Santa que deambula entre cristianas tradiciones y atarantado de tanto ruido. Ya sabes, el ruido de la calle me ataranta, soporto el ruido de la cabeza porque de dos una: corto la cabeza o soporto el ruido. Soy joven para morir. ¿Y tú? Vivimos días ideales para reflexionar, para pensar que todo tiene sentido y que nada ocurre por casualidad. El equilibrio entre resistir y persistir cuando no alcanzamos una meta o la palabra no la comparten, el asunto es ese y no otro, porque escribimos para quien nos lee. Es imperativo, ante comentarios despreciables como sus propios autores, ser fuerte porque el masoquismo perjudica seriamente la salud, o sea que los borras y amén.
Si diste de baja tu blog por los insultos recibidos y con él nuestra amistad, estaba equivocado y no lo creo. Otras son las razones y no esas. Escribir nos hace más fuertes, solo debemos respetar la palabra, la nuestra y la de los demás. Recuerda que solo ofende quien puede; pero eso ya lo sabías, lo que me hace pensar que nuestra amistad nunca te importó. Y no lo creo, insisto. Tal vez las cosas no son lo que parecen. No sé. Gracias... (de nada).
Muy bueno...
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