Siento
caer pesado. Perdón, no quiero engañarme: ni pesado ni
semipesado. Cada vez me leen menos usuarios. A pesar de que escribo para quien me lee, no me leen, eso quiere decir que de soslayo no interesa.
Ni yo, si somos lo mismo. Como Esperanza Aguirre al ser sexagenarios solamente podemos tomarnos ciertas
licencias, ella atropellar policías y yo escribir para conocerme
mejor. Como si no me conociera: estoy que me vomito.
Siento
caer pesado es empezar por lo mismo de todos los últimos días:
Presupuestos Generales del Estado que no contentan a nadie. Montoro
amenaza: ¿ahora a ver quién se atreve a no aprobar los presupuestos más
sociales en la historia de la democracia? Pues creo que dirán no los partidos de la
oposición. O sea, la mayoría de las señorías. Si no
enmienda a la totalidad porque parece que ya convenció a 175 señorías,
serán (la María lo quiera) enmiendas parciales y así poder decir que todos ganan y nadie pierde. Exceptuando los grandes empresarios amigos de Rajoy que les
debiera haber llegado la hora de repartir un porciento de sus ganancias con los
trabajadores; y me remito a las declaraciones que
hizo Luís de Guindos al diario El País. "Ahora,
este desembalsamiento parece estar llegando a su fin y es hora de
afrontar la realidad. Sin más salarios, no habrá más consumo”.
No sé ustedes pero a mí eso de embalsamar me huele a muerto. Quizá podemos aprovechar la Semana Santa y resucitar a los trabajadores de este país por amor como hizo Aprobar los Presupuestos Generales del Estado parece fácil y será un milagro o no será.
Si
vivos o muertos, unas y otros, hasta que nos hagan la autopsia mejor no
pronunciarse, pero plañideras eso sí
que no. Queremos ver en los Presupuestos las bondades que asegura Montoro pero este año con ánimo de ejecutarlos. De Montoro yo no me fío, ni Merkel se fía de Montoro con el déficit ¿3,33 %? Los trabajadores viven sumidos en una espantosa realidad
con salarios que son una vergüenza. Ni el correfur se fía de los trabajadores con salarios que no llegan a fin de mes. Ni los trabajadores se fían de Rajoy. En este país nadie se fía de nadie. Gracias... (de nada).
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