De verme reflejado en tu mirada ya no me quedan
ojos.
Hay vidas que no inspiran ni
una autobiografía.
Ni siquiera una mentira piadosa.
Hay vidas que tristes, no inspiran ni un día de vida feliz. Ni siquiera merecen perdón.
Hay vidas a rebosar de vanidad que no
tendrán gozo ni consuelo, ni respeto colindante.
De tanto preguntar al espejo, espejito
mágico lo que no sabe, doliente, como doliente es heredero del
usurero difunto.
Hay vidas que nacieron con el ofidio de plañideras en funerales y acaban siendo monseñor, enterrador y muerto en el cementerio. (Y la cuerda sigue subiendo).
De mirarme en tu mirada y no verte me
siento ido. Por defender los valores que no tenías he dado la cara por ti y casi me la parten. Ahora, en cuarto creciente te veo de cerca y no te reconozco. Mejor no verte que volver a verte. Porque tu vida no fuera la promesa por
cumplir, un acertijo, un chiste... Por encontrarme contigo al doblar
la esquina y decirte no, así no. Porque al mirarme y verme reflejado en tu mirada de amiga para siempre ahora no porque pueden vernos. ¿Pero tú de qué vas, insensible alma de cántaro? Ahora que la verdad ha llegado a su destino, callada de falsedades te puedes ir yendo por donde has venido: Mis ojos ya no quieren mirarte. Gracias... (de nada).
Siempre original...
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