miércoles, 8 de marzo de 2017

8 de marzo.

-"... y no me esperes levantado". Mi esposa, ayer.
-"Pasa buen día, amor, y disfruta de las Fallas en Valencia". Lo que me hubiera gustado decirle hoy a mi esposa.

No estaba. Mi esposa, al despertar hoy no estaba. En el dormitorio solo quedaba su perfume y una nota en la mesita: "La amiga encargada de organizar el viaje y reservar el restaurante para hoy por wasap me dijo que adelantó la hora. Cuando leas esta nota ya estaré en Valencia". Y la cama sin hacer.

El día de la mujer trabajadora o solo de la mujer es un montaje disparatado, una disculpa para pasar un día de fiesta con las amigas alejada de todo lo cotidiano, que son las obligaciones de la mujer para con la familia. En este plan no sé adónde vamos a parar. ¿Dónde se vio que un hombre tenga que hacer la cama habiendo una mujer en casa?

Porque si no es acompañado no salgo de casa, y si no salgo leo y escribo en mi impagable soledad, acabo de leer un artículo en prensa que me interesa como hombre. Según iba leyendo me daba cuenta que los hombres tenemos más de cochinos que de hombres, sino todos la mayoría, porque no sabemos tan siquiera ir al retrete sin que la mujer nos diga: "levanta la tapa y mea dentro". Eso no es todo, en el artículo había más y peor: "En los retretes de bares, cines y otros establecimientos públicos, el de hombres, es un vertedero municipal sin vigilante cachas de seguridad". Lloré lágrimas de ultraje al leer el artículo y reconocer que los hombres somos lo que nunca debíamos haber sido.

Una mujer nos da la vida y otra nos enseña a ser mejores y comportarnos sin embargo, de cochinos no pasamos. Un 8 de marzo, el hombre podía comprometerse a ser igual a la mujer, o parecido, porque igual no seremos en una vida. Que la mujer celebre un día contra las desigualdades, las violencias, en especial la de género, es una mala noticia y los hombres deberíamos reflexionar, o simplemente caernos la cara de vergüenza. Nadie llega a la muerte ileso, pero un hombre sin una mujer que le acompañe llega desmoralizado. Cada oportunidad que perdamos de parecernos a la mujer, a sus ejemplos; por cada bofetada, por cada desprecio, por cada insulto nos hacemos más miserables y más cochinos cebados para la matanza. Nos falta valor para vivir la verdad y superar una realidad de discriminación hacia la mujer. De cochinos no pasamos, y algunos, además, de maltratadores y asesinos. Patético. ¡Feliz día de la mujer!. Gracias... (de nada).

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