miércoles, 22 de marzo de 2017

Se busca.

Se busca una vida social.

Ayer, como todos los días a la hora de la siesta comenzó, a sonar el móvil: compañías eléctricas y de telefonía móvil. No crean ustedes que es una amiga que me llama para quedar. Alguien pudiera pensar que vaya horas, que por qué no apago el móvil y lo enciendo después de dormir la siesta. Y sí, vaya horas y también, vaya lata. Pero qué quieren si es lo único que me une al mundo exterior... Mi vida social se limita a hablar con una y otra cada día allende un mar. ¿Sí? Yo, como Rajoy, no cambio las cosas que funcionan, pero les pido por favor que me vuelvan a llamar mañana: ¿Sí? Así mi vida y no quiero compasión, cada cual es feliz con lo que tiene si no puede aspirar a más y se conforma. Y yo me conformo y soy feliz. Ay, yo que desdeñé el amor... (A veces uno no sabe lo que gana hasta que lo pierde).

Se busca vocación cristiana.

Pero hay más y peor, ayer, y sí, también a la hora de la siesta sonó el timbre de la puerta, el móvil ya había sonado, y no era la vecina chismosa, tampoco una compañía de telefonía fija si aún quedan, eran dos señores muy elegantes vestidos con una gaceta gorda en la mano. Después de que se explayaran resultó ser la Biblia. Eran dos curas y con expresión lastimera me explicaron la difícil situación que vive la iglesia católica y que iban en busca laicos cristianos para oficiar la misa de los domingos por los pueblos y que si yo... (Sin palabras). Como la María nunca me abandona en ese momento sonó la alarma programada en el móvil para tomar la medicación y les dije que lo sentía muchísimo pero era la hora de rezar el rosario... Agradecieron mi tiempo y les dejé ir con dolor de alma. O no, quizá no dije eso. No sé qué dije: me pareció una historia tan triste de morir como mi propia vida y no pude contener las lágrimas... Las leyes que nos regalamos los humanos son imperfectas pero las divinas no diría yo que son perfectas. Después, volví al dormitorio y desvelado, pensé que de tener un poco de vocación cristiana, o esa inspiración con la que Dios llama a la religión, me hubiera ido con ellos a oficiar misa los domingos por los pueblos y entre semana bodas y banquetes. Gracias... (de nada).

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