Y entonces, muy despacio, se acercó a mí y me dio un beso... Dejó correr el tiempo y me preguntó, con la certeza de un poeta con editor:
-¿Qué día es hoy?
-¿Domingo? No recuerdo qué día es hoy, si es diferente o no al día de ayer por alguna razón. No sé qué día es hoy.
Delirante puedo escribir un verso cuando mi mente desordenada me ordena. La quiero bajo el cielo infinito. La mujer más bella que pude imaginar me dijo te amo y se quedó para no volver. Esa mujer hoy me pregunta qué día es hoy.
-¿Qué día es hoy?
-¿Un día que nos regala el azahar como tantos otros desde que estamos juntos tal vez?
La mujer que me pregunta qué día es hoy se llama Carmen y es mi esposa. Me ama, y me lo recuerda cada día con un beso. Le escribiría un verso ahora, pero los mejores versos los escribo cuando no está, cuando la sueño. La mujer que amo, a veces, o de cuando en vez que es más, me anima a seguir encaramándose sobre mi cabeza y gritando a viva voz mi nombre para que espabile, que la modorra no desgaste mi memoria. No quiere que el maligno me juegue una mala pasada sin estar cerca. Otra vez más. El maligno no se atreve si Carmen está cerca de mí. Y sí, sé qué día es hoy. Por aquel entonces, hace ya media vida, precisamente un día como hoy, los dos ignorábamos el futuro que el azahar nos deparaba. El azahar sabe que después de haberme caído y levantado una vez más fue gracias a ella, por ella, porque sin ella mi juicio se hubiera rendido a la locura. Mi razón de ser se llama Carmen. Mi fe de vida.
No quiero que vuelva ni esperarla. No quiera que se vaya de mí. 33 años de amor no es poco, pero no me conformo. 33 años a su lado es apenas, quiero más, cuanto menos 34 ó 35 ó 36 ó 37 o hasta siempre. Mientras la busque en la noche estrellada y la encuentre la quiero hasta siempre. Y viviré un día más que ella para regalárselo si le hace falta. Si es justo, el encargado de los nuevos amaneceres no la llamará antes que a mí, pero si se equivoca al contar, o un descuido, o no sé, la llamara, solo un día. Su voz, sus ojos, su todo, yo mismo soy ella: la mujer que amo. Carmen.
Ciertamente interesante...
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