Los prejuicios se alimentan de razonamientos espurios y envían al destierro la verdad. Albert Einstein dijo: "Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio". Y yo digo: A pesar de todo se sienten infelices.
¿Y quién eres tú? ¿Quién eres para negar los derechos fundamentales? ¿Quién eres para enjuiciar la conveniencia ajena? ¿Quién eres para asomarte al alba entre risas y alegrías como si no hubiese pasado nada? Falta coherencia en tu vida y rigor en tu quehacer. Te falta empatía colindante. Por faltar faltas tú. Y te sobran trivialidades y prejuicios.
Vuelvo al 23 de marzo no porque algo haya cambiado, al contrario, vamos de mal a peor. Colusión a cada paso. Sin embargo, presumo que alguien está buscando la manera de ponerse al día con sus obligaciones. "Soy gente de paz y de amor". "Soy buena gente". Y yo soy un poema en prosa y quiero por menos creer que quien no lee es porque no sabe. O porque se lo dan resumido y envuelto en papel de fino regalo y ¡oh, qué bonito!. No se pueden cerrar los ojos a la realidad ni seguir confiando en quien más daño nos hace. La Violencia de Género mata y aún así sino por miedo, porque ya da igual la vida que la muerte. ¿Vale más lo malo conocido? Rendirse nunca. Y permitir que todo siga igual menos. Conviene estar a la altura del estropicio para decir hasta aquí hemos llegado. La mala praxis sorprende como sorprende el amor de un solo dueño hasta que la muerte nos separe. Amén. Quien pide justicia no acepta privilegios, sería como anexionar la verdad y la mentira. O volver sin haberse ido y no estar dona (disculpen la flaqueza).
Alicia en el País de las Maravillas puede alcanzar el cielo con la mano, pero no puede explicar la enajenación mental. Libraré (por ti) sentencia contra la incompetencia delegada para no volver a la penuria de una adversidad mayor. "De aquellos polvos vinieron estos lodos". Efecto bumerán. Y acabo con quien empecé, Albert Einstein: "El azar no existe; Dios no juega a los dados". Gracias... (de nada).
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