Acerca del perdón leí un artículo en una revista científica en la peluquería de lo más interesante. A la peluquería solo voy a cortar las puntas y leer revistas científicas, yo no voy como esas a criticar: yo no soy de esas. Eso sí, si leyendo oigo algo interesante, interese o no, para escribir, disimuladamente pego la oreja porque ya no me quedan verdades que cantar. La autora del articulo considera un contrasentido perdonar si hablamos de amor, y hablamos de amor no hablamos de Rajoy. Perdonar a quien te amó: "Podemos quedar como amigos". ¡Anda ya, qué amigos y qué amigos, enemigos o nada; y si te vi no me acuerdo!. No sé si las monjas tienen o no enemigos porque si es verdad que están casados con Dios y Dios es de perdonar a todos incluso a los que no saben (no es por nada, pero ya podía aprender La Guardia Civil de Tráfico y perdonar al que no sabe), ay, no sé, me voy por las ramas, perdonar es asunto mayor y antes de perdonar hay que merecerlo.
Se pudiera decir que para quien nunca amó hasta las trancas, o amó interesadamente con disculpas del mercado de los viernes... No es eso. En el informativo de Intereconomía vi a Susana Díaz más amiga de sus amigos que siempre. A mí Susana Díaz me parece una mujer interesada. A veces, nos enamoramos de desconocidas y después te quiero yo más a ti que tú a mí con lágrimas en los ojos. En el amor no valen las disculpas ni los pretextos, en el amor no hay culpables. El perdón, como ir a la peluquería a leer revistas científicas y cortar solo las puntas, sea lo que sea cortar solo las puntas... No, tampoco es eso. Suelo escribir el día que me gusta vivir pero hoy el subconsciente no me deja. Algo tiene entre manos. Creo que no siempre es bueno perdonar: según quién, sería tanto como arruinar su porvenir porque torpe de entendederas no aprende de sus horrores o no le interesa aprender porque el cortijo es suyo. Ah, era eso, pues viene al caso la sabiduría popular: "Quien siembra vientos cosecha tempestades". Gracias... (de nada).
"Ya no la quiero es cierto, pero tal vez la quiero. Es tan corto el amor y es tan largo el olvido. Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos... Mi alma no se contenta con haberla perdido. Aunque éste sea el último dolor que ella me causa, y éstos sean los últimos versos que yo le escribo". (Fragmento del poema 20 de Pablo Neruda).
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