Vas a lo tuyo, a tus cosas, y cuando te paras a pesar te das cuenta que la vida de los demás será estupenda pero la tuya de estupenda no tiene nada. Ni de fácil. Demasiados asuntos inaplazables. Mucho de todo y aunque todo fuera mentira, porque no soy de esas, es suficiente para dar en loco. La cotidianidad es insoportable. Como ese árbol con fruta madura que si les das una patada la fruta más abajo del suelo no va, voy, quise decir; y lo peor salir de casa en este plan. Cuando crees que tienes no tienes y estás más solo que antes. Soy, somos apenas si queremos alcanzar una meta sin sacudidas. Antes éramos nuestros propios enemigos y ahora, además, están los amigos que juntos dan ganas de tirarse al monte. De saber dónde converge la humana impotencia con la realidad iría ahora que estoy vivo. Lo dijo Mario Benedetti: "Una cosa es morirse de dolor, y otra cosa es morirse de vergüenza". Gracias... (de nada).
Ciertamente...
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