Dama de las buenas noches.
Los vencidos que van a vivir te saludan.
Te escribo desde el mismo sitio de siempre,
donde esta inalterable tu recuerdo,
roedor del dolor por tu ausencia.
Por tu ausencia... Desafío o epitafio.
Dama de las buenas noches,
coleccionista de reproches.
Buena amiga del diablo y sus desmanes,
de María, la Magdalena,
aunque parezca mentira,
y de quien te ama sin complejos.
Y qué cruel realidad que ya no bebas el néctar de los excesos entre sábanas blancas de algodón egipcio...
Y qué pena cruel que ya no bebas...
Va por ti,
hoy brindo ti,
por tu salud,
con un buen vino y tus historias.
Te debía esta prosa prosaica por mis noches sin olvido.
Por ser la sombra de mis derrotas,
el bálsamo inmoral de mi memoria.
¡Felicidades!.
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