Dicen que la juventud se ve obligada a emigrar en busca de oportunidades. Dicen que la juventud aquí no tiene futuro. Entonces, llegan tiempos de inseguridad familiar, de miedo, de dolor que emerge de los adentros porque los hijos emigran. Sacudida el alma, no se sabe qué consecuencias acarreará. Es la situación de precariedad e incertidumbre que vivimos. Hay que irse.
En disconformidad con la máxima de que "todo tiempo pasado fue mejor", hasta hace poco, este país era receptor de emigrantes y ahora somos nosotros los que tenemos que emigrar. Antes presumíamos de ser un país rico y ahora somos un país pobre. Tal vez nunca fuimos ricos.
Nos lo dijeron e inocentes lo creímos, y ahora pagamos las consecuencias. Ahora nuestros hijos tienen que emigrar. Y a los padres nos resulta inevitable sobrecogernos ante el incierto futuro. Nadie está exento de padecer lo que nunca hubiéramos soñado. Imaginaciones de una juventud sedentaria. Juventud emigrante. Juventud inquieta que dice los políticos.
Octavio Paz dijo: "las masas humanas más peligrosas son aquellas en cuyas venas ha sido inyectado el veneno del miedo, del miedo al cambio", y no le faltaba razón, porque ante actitudes desesperantes hay que cambiar de actitud.
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