Por expertos científicos se ha observado que el hambre se corrompe con el resto del cuerpo después de la muerte. Pero ese otro impulso instintivo, esa esencia inmaterial que satisface los deseos y necesidades denominado apetito, se corrompe también o simplemente deja de cumplir su función inmaterial. Pregunto.
Hay quiénes consideran que al estar muerto se dejar de tener hambre, sin embargo, otros opinan que el hambre sobrevive a la muerte, incluso con la esperanza de ser recompensado en otro mundo. Bajo este punto de vista, pudiera ser, que según el comportamiento que se hubiera tenido en vida, el difunto saciaría su hambre a base de buena comida y regada con mejor vino si hubiera sido buen cristiano, o un menú de dieta colesterol si por el contrario hubiera vivido en pecado.
Pasar hambre no es delito. Y saciarlo tampoco, de momento. Pero el apetito, según la RAE tal vez lo sea por sus diferentes acepciones, por cierto, ninguna cristiana: "Gana de comer". "Impulso instintivo que lleva a satisfacer deseos o necesidades". "Cosa que excita el deseo de algo". "Deseo sexual". El apetito que ha reclamado en la historia de la humanidad los insalubres alimentos y otros deseos que incitan al pecado ha de ser arrojado al hambre eterna. Y cerrado el círculo amén.
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