sábado, 1 de diciembre de 2012

El desaliento

Conozco un pensionista que llega a fin de mes con la ayuda de Dios. Y se siente afortunado, a pesar de que su pensión alimenta a más de dos.

Contra la pobreza, el mejor remedio es un techo y el pan de cada día. Y la esperanza de un futuro acorde a las benditas necesidades del pueblo. Esperanza entregada ayer en el consejo de ministros.

La actualización de las pensiones con relación al IPC, la última promesa incumplida por Rajoy.

Un pensionista no pensaba ir con su esposa a Benidorm un fin de semana. Ése, su porciento de desviación del IPC garantizado por ley, lo tenía reservado para sus nietos: regalos de Navidad. Y en enero, al no perder poder adquisitivo (casi, que del copago y otros no recuerda), verá hasta dónde el IVA y otros impuestos que vendrán, porque la cosa no se queda aquí, le queda la pensión. Verá, porque Rajoy seguirá metiendo miedo con el déficit público. Pero vivir el día es a lo único que aspira un pensionista que conozco.

El 70% que cobra menos de 1000 euros al mes les subirá un 2% y al 3% restante un 1%.

-Estudiamos todas las posibilidades y es imposible revalorizar el IPC real del 2.9%. Es el recorte que más nos dolió tomar. A los pensionas les pedimos un esfuerzo más.

La humanidad no fue generosa con Rajoy, pero sí el rencor con Zapatero culpable de todos nuestros males.
   
Rajoy es la tentación que el maligno pone a los creyentes. Asusta y mete miedo. Rajoy es el arma diabólica de destrucción en una sociedad que apenas se tiene de pie. Rajoy es la desesperanza para los vencidos porque ya no les queda nada.

Y ahora quién es capaz de salir a la calle sin esperanza y con miedo... Me gustaría escribir que no todo está perdido, que las cosas no suceden por casualidad, que llegaran tiempos mejores, y que ya queda menos. Pero estamos muertos en el mejor de los casos.

Cómo es posible que Rajoy no atienda a razones, éste no es el camino, la recesión, la pobreza, el paro, es consecuencia directa de los recortes.

-Habéis depositado vuestro futuro en manos de la ambición, la arrogancia y la vanidad, viviendo por encima de vuestras posibilidades.
-¿Y tú eres nuestro salvador o nuestro verdugo?
-Tal vez sea las dos cosas...
-¿Y entonces?
-Aún os queda el desaliento.
-No habíamos caído en el desaliento... ¿El desaliento viene con una raya roja?

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