y una mirada apenas contenida
te acercas al olvido
rompiendo el murmullo
de unos tímpanos vacíos de tu voz.
Ni el hallazgo de tu ausencia
con tu callada memoria
y su horizonte lejano,
ni tu lamentable figura:
Nada, nada... ya no eres nada.
Avergonzada caminas,
desnuda y sin mejillas,
sin párpados y sin pestañas,
sola y en silencio.
A decir verdad, ya ni caminas.
¡Lento declive el tuyo!.
Y como sabes que mi palabra es sincera
ahora quieres que te hable,
que te muerda las venas,
que penetra en ellas y te sane el corazón.
¿Pretendes morir para crearte de nuevo?
Ya no importan las palabras,
ni las mías ni las tuyas,
pero sí los espacios,
las comas, los interrogantes y los puntos suspensivos
para impedir que vuelvas y llorar por tu ausencia.
Reinventarse para seguir adelante es una solución...siempre complicada!
ResponderEliminarSaludos
Mark de Zabaleta
A veces... no queda otra. Cueste lo que cueste.
ResponderEliminarSalud.