En la vida que nos toca vivir, las ideas, los pensamientos cambian (sino malo) a cada instante. A veces alegre... A veces triste... Armonía de colores, sinfonía, como si todos bailáramos una danza al mismo tiempo con la única diferencia del cambio en el ritmo. A veces rápido... A veces lento... Bailamos al son que nos tocan... El baile es inevitable en la vida que nos toca vivir.
En la vida que nos toca vivir solo los sentimientos nos pertenecen. Son sentimientos de carácter social, económicos, psicológicos, espirituales, intelectuales o personales que implementan el ritmo en la vida que nos toca vivir.
Tal vez convendría abrirnos a la conciencia del momento y en silencio preguntarnos si vamos por el camino correcto. Si el orden de las cosas... Si los asuntos inaplazables... Si la luz y la oscuridad... Si la alegría y la tristeza. Si el amor. Si ser útiles a los demás. ¿Y si la vida que nos toca vivir fuera un sueño? De lo que se trata es de abrir los ojos y crear vida y no rendirnos ante las circunstancias y morir y no resucitar jamás. Vamos pasando los días y los meses y los años encadenados a un pasado que no está claro que nos pertenezca. De ahí que al pasar de un año a otro nos conmuevan los recuerdos y se activen las preguntas. Se nos va la vida y con ella el tiempo para edificar un futuro mejor... A nosotros nos corresponde dar continuidad a las cosas que merecen la pena sin olvidar que el día que precede enseña al siguiente.
El presente se nos escapa de las manos y el futuro siempre nos sorprende. Caminamos pues en una realidad en la que nos movemos entre la nostalgia y un mañana que llega demasiado pronto... Con diciembre lo que sí llega es el invierno, pero también llega la historia a saludarnos, a echarnos una mano y rescatarnos de nuestros olvidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario