Te miro,
como el árbol mira su rama arrancada de su tronco,
o pudrirse su hoja.
Te miro,
y veo un sueño libre que verá amanecer un día.
Te miro,
y la tristeza es ya casi alegría.
Por verte húmeda de ternura...
Porque renacieras de tu agonía...
La abstinencia no nos unió, fue el amor,
o la santa poesía.
Nadie está solo, todo está encadenado.
Y la María lo sabe.
No, nadie esta nunca solo... a veces.
ResponderEliminarBuenas tardes... Madrugadas mías.
ResponderEliminarEso es: Buenas tardes... Madrugadas tuyas. Beso.
ResponderEliminarSalud.