¿El lago? ¡Nunca!. El lago no pudiera
competir con tus ojos soñadores...
Tus ojos tienen sombras y fulgores:
son dos lagos al tiempo que una hoguera.
¿El mar? ¡Tampoco!. El mar tiene ribera
que se llena de pájaros y flores,
y en tus divinos ojos turbadores
se fatiga volando la Quimera...
¿El cielo? Acaso el cielo, por ser cielo,
se atreviera un momento, envanecido,
a asomarse a tus ojos con recelo;
y ante tus ojos diáfanos y bellos,
vería el mismo cielo, sorprendido,
que falta cielo para verse en ellos.
Ricardo Miró, poeta, falleció el 2 de marzo de 1940.
A el nunca lo había oído nombrar. Esta poesía es bonita, enamorado de sus ojos. ¿Te imaginas? Que sean los ojos lo que le haga escribir bellos poemas es de pocas pocas pero poquísimas pulgas.
ResponderEliminarTodos los ojos son decidores. Beso.
ResponderEliminarSalud.
Si tu lo dices...
ResponderEliminarLo digo, pero... Muchas gracias. Beso.
EliminarSalud.
Hay que citar a Groucho Marx: ¿A quién va usted a creer?, ¿a mí, o a sus propios ojos?
ResponderEliminarSaludos
Mark de Zabaleta
Eran geniales.
EliminarSalud.