lunes, 24 de marzo de 2014

Si estás sola...

Como de costumbre, se creó una atmósfera previa de tragedia, de cataclismo, como si el mundo se fuera a acabar intentando que después de las palabras de Marta las cosas fueran menores de lo esperado y que eso lo hiciera recapacitar. La estrategia, no obstante, resultó fallida, la reconciliación era imposible. Lluís continuó firme al rechazo de recurrir a la forma más fácil de resolver los problemas que otros crean achacando la culpa al desamparo y la soledad.

El obstáculo que Luís tenía para perdonar a Marta era su infidelidad, muy difícil de derribar pese a la reconocida capacidad discursiva de ella. Lluís tenía en aquellos momentos la percepción clara del guerrero que había perdido la última batalla. Su relación había sido derrotada por seguir siéndolo a pesar de todo. Un matrimonio que solo era administrado con vicios de parentesco.

Otro intento infeliz de Marta, fue atribuir toda la responsabilidad a la dedicación de Lluís por su trabajo. Su vida laboral se extendía de la noche al día, y se encontraba sola. Por eso, aquel día sentada en un banco del parque ojeando el periódico que había cogido en el Metro y encontrarse con un anuncio por palabras cargadas de soledad le hizo recordar tiempos mejores. "Si estás sola yo no, llámame". Todo sin mencionar que ese mismo día Lluís le había dicho que se iba de congreso a París. Sin darse cuenta sus dedos estaban marcando el número de telefóno. Con el tercer “ring” una voz relajante le preguntó si se encontraba sola. No supo reaccionar, pero lo estaba. Y el virus de la improvisación hizo todo lo demás.

Pero ya no importa, Marta había conseguido su propósito, que no era otro que Luís la abandonara, la dejara por su trabajo y hoy era ese día. El abogado les esperaba para buscar una solución legal a esa situación de ilegalidad que vivían desde hace demasiado tiempo. Vestida de aliviado luto esperaba que Lluís le pidiera el divorcio para correr a serle infiel legalmente con un anuncio por palabras y una voz relajante y muy sugerente.

3 comentarios:

  1. ¡Uorale! que sororesa leer algo diferente a lo habitual. Marta merece ser feliz y Luis también.

    Te mereces un aplauso, de soslayo, ¡Vientos!

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