Un viernes de fiar y, burlando a Dios, entró la primavera.
Ya es primavera y las mariposas vuelan libres. Tenemos que asumir, que dentro del horror que vivimos aún hay esperanza.
Una amiga me envía un "emilio" de urgencias para contarme sus penas (soy un pañuelo de lágrimas). Y me las cuenta. Mi amiga no está triste ni deprimida, quizás algo disgustada por una vecina chismosa que lanzó al vuelo una afirmación que nunca fue verdad. Las malas lenguas. Vivimos de las apariencias, y mi amiga lo sabe. Digo apariencias porque para que exista un afecto en nuestras vidas, siempre debe haber una causa que provoque las consecuencias cuando nos están pasando. Amiga. Bloquearé su correo, ya no estoy para que me canten milongas, a no ser que me las cante Shakira, natural. En mi predisposición a servir de desahogo para mis amigas me doy cuenta que solo me utilizan, y estoy harto: mi paciencia tiene límite.
Siempre habrá primavera, aunque una excabadora elimine el jardín más hermoso, siempre habrá primavera. Mis amigas viven una fase impaciente, "la primavera la sangre altera", es un dicho popular, sabiduría en esencia. Esto de siempre habrá primavera me recuerda que hoy Les Seniaes lucirán especial, conscientes quizá de que ellas son la inspiración de todos los paraísos. ¡Joder, dona, cómo te extraño!. Siempre habrá primavera, vendrán tiempos mejores, pero tú ya no volverás. Y eso que hay quien dice que solo depende de la actitud mental con la que manejemos nuestras penas. Vale, depende de cada cual su estado de ánimo, pero ¿quién o qué provoca ese estado de ánimo?
Si fuera un dios cualquiera renacería en ti, o en mí, qué importa si los dos somos uno, o más bien yo soy tú, "a tu imagen y semejanza". Todos deberíamos tener una Carmen bella en la que reflejarnos en nuestros peores momentos. Y renacer sin esperar a resucitar.
A todos y todas nos vendría bien que esta primavera nos enviará una luz esperanzadora que penetrara en nuestras almas y nos ayudara a vislumbrar un futuro más claro donde pudiéramos combatir las sombras y las brumas que nos acechan.
Es hora de vestirnos de primavera en todos los aspectos. En nuestra cotidianidad, con nuestra vecindad, en nuestras relaciones más intimas. Es hora de relajarnos en el balneario de la vida y dejarnos acariciar por la brisa primaveral. Es hora de vivir al compás que marca la naturaleza y renovar esperanzas. Amén. (Arriba dije burlando a Dios y quise decir burlando a Rajoy. Ojalá no se entere que entró la primavera y nos recorte horas de sol. ¿Qué más nos puede quitar? ¡Vaya por Dios!. Con perdón).
¿Paño de lagrimas? Que bueno que lo dices para tomar precauciones y no me vayas a bloquear, no vaya a ser el diablo, por si las moscas me abstendré de contarte mis penas.
ResponderEliminarSaludos
Que sepa no tienes más penas que otras... Beso.
ResponderEliminarSalud.
Dices y dices bien, lo mío son puras penas.
ResponderEliminarDoy pena,
Pena penita pena.
Entiendes lo que quieres... Beso.
ResponderEliminarSalud.
Si pues.
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