Piel castigada por los años,
transitada carne,
tristeza por vivir los años altos.
Todo se escapa entre tus manos de perpetuo temblor:
unas manos no han asabido asirse al amor
ni desechar el horror.
Ojos que nunca sirvieron para mirar,
que no han llorado lágrimas de desamor.
Ojos fatigados,
cansados de esperar:
¡mirada inerte que no supo alzarse a tiempo del fulgor!
Incierta mirada, temerosa y esquiva.
Lengua de verdades infinitas,
de dulzor dormida en la pasión,
Entrañable grito que desnuda el alma,
ramillete de rosas resecas a la sombra:
nadie abrevó una sed tan grande.
La muerte sabe de ti, no te descuides.
A veces pero solo a veces me asustan tus poemas por el significado que le encuentro a tus palabras.
ResponderEliminarBeso reflexivo