¿A qué viene tanto andar
con los pies descalzos
y el corazón a pecho descubierto
haciéndole señas al viento?
¿A qué viene tanto mirar con ojos decidores
pidiéndole a los párpados
que vayan en su ayuda
entre las brumas de un mar?
Las ansias del saber están impresas en los principios del atrevimiento y, aunque el derroche de afectividad haya creado un sentimiento creciente, la amnesia del Ser, y la cohesión del sentido común hacen de lo místico una estela permanente capaz de reflejar hacia el futuro sus rayos perecederos dejando un mensaje a propósito para valorar la idoneidad del silencio que ya va siendo hora. ¡No, por favor, ya es más que suficiente!
Entiendo, ya va siendo hora.
ResponderEliminarVale. Muchas gracias. Beso.
ResponderEliminarSalud.