jueves, 9 de agosto de 2012

Que te vaya bonito

Ya nada es ahora. Ángel González.

Largo es el arte; la vida en cambio corta
como un cuchillo
Pero nada ya ahora
-ni siquiera la muerte, por su parte
inmensa-

podrá evitarlo:
exento, libre,

como la niebla que al romper el día
los hondos valles del invierno exhalan,

creciente en un espacio sin fronteras,

ese amor ya sin ti me amará siempre.

¿Qué me queda ya por ver en esta vida que me inspire confianza? Lástima de amiga que prometió el cielo y trajo consigo el infierno. Ella fue la excepción, la confianza, el proyecto de amistad. La amiga del alma. Sus teorías sobre la vida y la amistad presagiaban algo hermoso. Pero su amistad iba por la vida como Jack el destripador. Defraudado, ya me gustaría morir: "Dame veneno que quiero morir", que cantaban Los Chunguitos. Eran otros tiempos. Nuestra amistad era un proyecto sin límites. Ahora sé que la mitad de sus palabras eran breves y sin compromiso. Nada tenía límites ante sus argumentos. Y ya está. Aquí quedan las palabras, las promesas, y también la amistad.

Menos mal que ya no existe. Menos mal que en su piel nunca floreció la zamba de mi esperanza, menos mal, Jorge Cafrune. Menos mal que sus dones siempre fueron quimeras. Ay, dona menos mal. Sin embargo, el poeta Ángel, le advierte que ese amor ya sin ti me amará siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario