sábado, 4 de agosto de 2012

El farmacéutico de mi pueblo

Es agosto y las cosas no van ni regular. Y no creo que vayan a mejor. Cuando amanece y el ánimo no apetece a uno le salen de los adentros cosas que no debiera contar. Sin embargo, si no lo cuento es peor. No hablo de dona, ni de otro amores, sino del farmacéutico de mi pueblo: "este medicamento no se lo cubre la Seguridad Social, si lo quiere le tengo que cobrar su importe integro". Yo sé que el farmacéutico no es culpable, ni él ni yo, pero sí el medico que lo receta, a no ser que tenga ordenes de recetar medicamentos que no cubre la Seguridad Social para ahorrar unos miles de millones de euros. No es que lo diga yo, está corrido por todo el pueblo: nos recetan medicinas que antes no pagábamos y ahora sí. Y otras que estaban subvencionadas por tener un punto negro en el código de barras, también las hay que pagar en un porciento.

-¿Y usted, señor farmacéutico, de qué me aconseja enfermar para que me salga gratis? Tenga en cuenta que un pensionista si no está enfermo no le dejan entrar en el Hogar de Jubilados y Pensionistas. ¿Me comprende?
-Le comprendo, pero las cosas aún no están del todo claras: cada semana hay medicamentos nuevos que sí y otros que no, pero le puedo asegurar que si tiene cáncer de algo, eso sí lo cubre la Seguridad Social.
-¿Pero un cáncer me da miedo?
-Lo toma o lo deja.
-Eso suena a chantaje.
-No le digo que no, pero es lo que hay.
-¿Y si me encadeno a la puerta del ayuntamiento en señal de protesta?
-Le envían los antidisturbios.
-¿Y si me pongo en huelga de hambre?
-Si no molesta, se puede quedar cuando quiera, pero por provocar un perjuicio a su salud a sabiendas, se pagará usted las medicinas al cien por cien.
-¿Sabe que le digo? Que si mi pensión no puede pagar mis enfermedades me tendré que morir.
-Pues eso también lo puede hacer gratis. El entierro no, pero lo que es morirse cuando quiera.
-Pues no me apetece morirme de momento, ya se lo digo.
-Perdone, ¿se da cuenta de la cola que me está montando en la farmacia?
-Uy, perdóneme, ya me voy. Es usted muy amable. Por favor, guárdeme cita para el día 17 que vuelvo a por las pastillas del colesterol. Oiga, ¿usted tiene el colesterol alto?
-¡Que se vaya!.
-Señor, qué poca paciencia, pareciere no le pagara las medicinas la Generalitad.

En un país en el que cada cuatro años unos prometen arreglar las cosas que los otros estropean, la ciudadanía ya no encuentra una esquina libre donde llorar en la intimidad. En el Estado de Bienestar subyace el fraude de ley. Tecnicismos bastardos. Intereses interesados. Y a más, que ayer le oí decir a Rajoy que no entraba en sus planes rebajar las pensiones. Pues en eso estamos. Lo cierto es que para lo que trabajamos...

No hay comentarios:

Publicar un comentario