Paco me pregunta que de qué voy a escribir mañana (ya era hoy. Pero Paco no sabe que a las cinco de la mañana, te hayas acostado o no, es el día siguiente. A partir de las doce de la noche ya es mañana, estés borracho o no). No lo sé, ya se me ocurrirá algo, le respondí. Y me dice que escriba que a las seis de la mañana va a regar el campo y que no tiene hora asignada para regar. Me temo que aparezca alguien a llamarle la atención, a explicarle que a esa hora le toca regar a él y que mejor se vaya a dormir. Pero si apareciera alguien en ese plan, no sabría que para Paco hoy es ayer. Paco sabe que cada campo tiene hora y día asignado para regar, pero no sabe el día que vive. Paco, como Don Quijote de la Mancha, pone el mundo por montera. ¡Ése es mi Paco!, que diría Anabel, su esposa. A paco le diría que esto es una monarquía, no una anarquía. Y que hay que llevar el día al día. Digo le diría porque no deja hablar. Él pregunta y él contesta. Paco es un caso.
La semana pasada estuvo unos días de visita con su familia en Toledo. Me dijo que lo pasó estupendo, sobre todo sus hijos. Toledo es una ciudad hermosa. Y lamentó no poder felicitarme el día de mi cumpleaños.
Paco es una buena persona pero un poco obstinado. Estoy seguro que a estas horas ya habrá regado el campo. Digan lo que digan. Y que también lamentó no poder felicitarme el día de mi cumpleaños. Lo de regar tiene que ser en sábado porque durante la semana no puede, eso es así, pero lo de cumplir años es otra cosa, uno los puede cumplir cuando le venga en gana. Así que cuando pase el verano, luego de consultar su agenda, cumpliré otra vez años y lo celebraremos juntos. Y comeremos tarta. (Ojalá todo fuera tan fácil como cumplir años un día cualquiera. Lo malo será cuando sea verdad. Ni me atrevo a mirar en el DNI los años que llevo arrastras por este mundo de Dios).
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