jueves, 9 de agosto de 2012

El que mal come no piensa

No son sus palabras, son las tuyas, y el entusiasmo que pones en ellas.
No son sus reflexiones, son tus afectaciones y tu falta de convicción.
No es la casualidad la que pueda favorecerle, es tu compromiso.
No es su desánimo, es tu sentimiento contrariado.

Algo tienes que hacer antes de que tus propios sentimientos te den la espalda... Con intención, con determinación, con hechos, debes situarte en ese nivel en el que se puede decir, sin temor a equivocarse, que se ha hecho lo correcto. José Ortega y Gasset dijo: "Yo soy yo y mis circunstancias, para salvarme yo tengo que salvarla a ella".

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