miércoles, 25 de abril de 2012

La noche desvelada y el hambre

Ayer leí un curioso artículo de opinión acerca de la farsa de las dietas milagro. De quien se aprovecha de las debilidades ajenas y de lo lucrativo que es hacer pasar hambre a los demás. Dietas milagro.

Pasar hambre para nada es delito. Y saciarlo tampoco. Pero el apetito sí lo es. El apetito que groseramente ha reclamado en la historia de la humanidad los insalubres alimentos ha de ser arrojado al hambre eterna. Que así sea.
  
Por expertos científicos se ha observado que el hambre se corrompe con el resto del cuerpo después de la muerte. Pero ese impulso instintivo, esa esencia inmaterial que satisface las necesidades del humano ser denominado apetito se corrompe también o solo deja de cumplir su función. Pregunto.

Hay quienes consideran que al estar "cadáver" se dejar de tener hambre, por contra, los hay que sostienen que el hambre sobrevive a la muerte, incluso con la esperanza de ser recompensado en el más allá. Bajo este punto de vista, pudiera ser que según el comportamiento que hubiera tenido en vida el difunto, saciara su hambre en el más allá con una estupenda comilona regada con buen vino si hubiera sido buen cristiano, o un menú de manda narices si hubiera vivido en pecado. Amén.

Esta controversia de gran calado que a muchos sugiere el hambre después de la muerte, fue el debate que mantuve conmigo mismo en la noche desvelada de hoy, ausente de buenos amores que no quería amanecer. (Supongo que a nadie importará esta estupidez, a excepción de mi psiquiatra y el cura de mi pueblo).

No hay comentarios:

Publicar un comentario