Ayer el hombre del tiempo dijo que hoy iba a llover y hace sol... "El hombre del tiempo", qué curioso, ¿quién será ese hombre que casi nunca acierta? Los hosteleros en días festivos le ponen a parir, les espanta la clientela, igual es por eso que nadie le conoce ¿? Se esconde... Tiene miedo... Uy, como yo. Hoy no quería escribir de mis amigas, pero tampoco tengo de qué escribir sino es de fúrtbol o de política, y eso me aburre. Lo de la política es por desconocimiento (aunque la sigo de cerca) y lo del fúrtbol por absurdo. Hablo de miedo porque una amiga, la más joven de todas, le queda "esto" para que se vaya. "Otra gran decepción", me dijo un día con el tono de hasta aquí hemos llegado.
A mi amiga más joven le dije que prefería que me odiara a que me quisiera, lo tengo escrito por ahí, y desde ese comentario no sabe en el día que vive (ni me habla). Y no es que le importe como amigo, eso está claro, es que nadie se lo había dicho en su corta vida de inocente. La verdad es que suena fuerte, pero no es nada extraño: "del amor al odio hay un paso". Es así. Nos conocimos y le dije: "cuando te hable mírame a los ojos y verás mi verdad: yo nunca miento. Y no hagas caso de lo que escriba". Pero no, le importa un carajo lo que le digo, y lo peor, hace de lo que escribo un icono de arte bizantino... Igual se asesina y yo culpable. A ver luego quién soporta mi remordimiento, y lo peor, a mi esposa: son amigas. Ahora que lo pienso, yo nunca me llevé bien con las amigas de mi esposa (o ellas conmigo), tendré que tomarme en serio este asunto. A lo que iba, mi remordimiento y mi esposa igual no, pero mi ordenador que me ordena se reiría como si le hubiera cambiado el disco duro por otro más cariñoso con sabor latino. "... y ya me perdí". No sé a qué santo traje a mi amiga más joven de la guardería. Ay, mejor subo y me leo. Ya, sí, de lo que quería escribir era que debió ser hermoso el mundo cuando bastaba la luz del sol para verse las caras. Pero de ese asunto solo tengo el título.
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