Tengo una amiga que no es buena en disimular y se le escapa la verdad en sus gestos y en sus muecas. Y su mirada. Eso no es nada bueno. Pero no es eso, solamente eso. Su fuerza ha sido su constancia y no su facilidad de palabra. Se parece en sus buenas maneras al hijo que toda madre quiere tener, por no hablar de su demostrada capacidad histriónica, tan importante en la vida de hoy en día. Pero, quizá, lo que hasta ahora ha sido un defecto, pueda convertirse en un atributo. Todas esas "limitaciones", podría convertirlas en atributos, claro. Si logra definir su estilo, si "se suelta" y logra lucir más auténtica y hasta hace bromas de sus limitaciones. Reírse de uno mismo es necesario para liberarse de los miedos que nos amarran y nos impiden ser nosotros mismos. No todos tienen un análisis de temas precisos, ajustados a la verdad, como un analista profesional. Como un orador de palabras precisas y verbo exacto.
Quizá sea el momento que vive y la tiene fuera de sí. Yo digo que le convendría presentarse como lo que es: una buena persona, una enamorada de la vida parca de palabras pero amiga de sus amigos. Como en el amor, cuando una mujer regala su fotografía que está prometiendo el original, así, en la guerra por amor. Déjame verte o leer tus "titulares", y te diré qué te ocurre. ¿Enamorada tal vez? Ojalá la María tenga tiempo entre sus obligaciones de servir a quien ama y te dedique unas palabras de amor certeras.
Torpe en los gestos, con voces bien empleadas y muecas que pueden parecer lo que no son, como si escribiera un verso, pero con palabras nuevas, sentidas, demostrando compromiso, para aclarar de una vez y por todas cuáles son las verdaderas palabras que no te atreves decir... aunque entre un mar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario