Uno de los pecados y -sobre todo delito- más perverso, inhumano y condenable, es la pederastia que no es condenada por la Iglesia con el sometimiento a la justicia de esos ciudadanos curas, sino que, en el peor de los casos, la pena que reciben es ser apartados de la institución y en ocasiones, trasladados de parroquia. Hoy no es el mejor día para hablar de política, de esa clase dirigente que desprecia con su ausencia al ciudadano: nadie sabe nada, nadie solventa dudas. ¿Qué más nos queda por padecer? La violencia de Género se queda sin partida económica, y mientras, les suben el porcentaje de la casilla del IRPF a la iglesia. ¿Eso nos queda? Entonces nos quedaba.
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