martes, 24 de abril de 2012

Mendigos del amor

"Solo hay felicidad donde hay virtud y esfuerzo serio". Sentencia Aristóteles. Es cierto: la vida no es un juego y tenemos que estar vivos para ser felices. No digo estar vivos y respirar, sino sentirse vivos y no sentirse "uno" exclusivamente. La felicidad -de no ser un estado de ánimo-, no se alcanza por ser más que nadie, la felicidad se alcanza con la fuerza del amor. En el amor está la clave. Aunque hay quien no se entera y cierra las puertas al gozo compartido. Compartamos pues nuestra riqueza interior. Tenemos que aprender a vivir -que no es fácil-, con tanta virtud contrariada. La vida; la propia relación social y familiar se tambalea. Culpables los poetas que en esto de alcanzar la felicidad tienen mucho que decir. Pero de un tiempo a esta parte los poetas están algo alicaídos, como si deunpájarounala. Los poetas son dioses que sienten el amor y lo transmiten. Y los mortales mendigos del amor. Ellos y el resto vivimos mundos separados. Son mundos diversos donde solo los poetas son capaces de alcanzar el deleite de visionar el amor. Los poetas son capaces de humanizar los sentimientos, y los mendigos del amor los por cientos de nuestros asuntos inaplazables, a los aspectos de un vivir cotidiano donde el amor nos pasa de soslayo. Corren malos tiempos para el amor y la felicidad. Para vivir. Hoy en día hasta los sueños los tenemos envenenados. Debemos perseguir a los poetas y obligarlos a escribir poesía. Alma de poeta. Porque todos podemos estremecernos ante la mirada de unos ojos brujos y el decir de un verso curativo. (Ay, amor, nuestra poesía será eterna).

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