martes, 7 de febrero de 2012

Sobran las palabras

Es muy fácil aconsejar, enseñar, proclamar, ofrecer, prometer, hablar -patatín y patatán-, y pedir perdón. El perdón de los pecados. Es muy fácil pararnos en medio del camino y hacer de nuestros pareceres dogma de fe. Es muy fácil, pero no deja de ser una tremenda insensatez. Tengo un carácter excesivamente depresivo y no tengo consuelo: despreciar a la gente y luego comportarse como si no pasara nada es cosa de niños. No sé nadar, si me tiran a la piscina me ahogo. Eso fijo. Por eso soy más de perderme por el campo.

Dice un amigo, "solo hay que poner la otra mejilla para los besos". Y yo añado, si son tibios. Actúo honrado, de corazón, sin exhibicionismos estúpidos. Yo actúo con verdadero amor, pero no soy un dios verdadero. Soy un ser humano que se equivoca y asume las consecuencias. Axioma: él está en su puesto y yo en mi mundo, sobran las palabras.

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