lunes, 6 de febrero de 2012

El secreto para no aburrirse

-¿Pensar en otra persona es malo?
-¿No entiendo?
-Sería raro. Que si es infidelidad pensar en otra persona fuera de la pareja.
-Para ti tal vez, para una persona equilibrada psicológicamente no.
-¿Entonces solo por estar de aquella manera le soy infiel a mi pareja?
-¿Te sientes culpable?
-Si me sintiera culpable iría a confesárselo al cura. Soy "no culpable".
-¿Y entonces?
-Se da cuenta que de nuevo intercambiamos los papeles, ¿y entonces? No se le puede enseñar nada. Pobres sus pacientes.
-¿Es o no cierto que nunca me has preguntado nada? Te tengo que sacar las palabras con gancho. Ya te he dicho miles de veces que podías confiar en mí.
-(Y dale con que quiere ser mi amiga... Otra). Es cierto.
-Gracias.
-Es usted muy agradecida... yo también: de nada.
-Lo dejamos aquí, que te vas yendo. Pero te contestaré: Se le llama infidelidad emocional, y si no se controla genera una carga de complejos de culpabilidad que hacen sufrir al distorsionar la realidad. Pero de complejos qué te voy a decir que tú no sepas. Tú eres el complejo que combina las ideas más inconscientes. Tendencias, emociones adquiridas y malcriadas. Toda consecuencia de tu doble personalidad. Conducta del individuo: "María complejos".
-¿Me está insultando? Si es así dígamelo con palabras que yo pueda entender. O si quiere "pido cambio".
-Es broma. Pero no para que te rías, que es un tema muy serio. Los complejos generan culpas. A todos en la vida nos han ocurrido cosas que nos marcaron positiva o negativamente. Y si hablamos de infidelidad emocional, en el mundo secreto de los recuerdos aflora nuestro primer amor, el que nunca se olvida. La primera relación sexual, los príncipes y las princesas con los que soñamos. Son experiencias que guardamos inconscientemente.
-A veces los sueños se cumplen: soy asturiano, y allí tenemos una princesa de verdad. Los asturianos somos todos muy monárquicos.
-Me preguntas y te contesto, pero resumes una estupidez. No te puedo tomar en serio.
-No se enfade doctora, ya me contestó, gracias. Vuelvo a mi mundo.
-Pero no te irás sin contarme a qué conclusión llegaste.
-Esto no es la escuela.
-Desde luego.
-Vale: Llevo un tiempo chateando con una dama de cosas que ya son nuestras. Para que me entienda, y no quiero que se ofenda, solo nos falta el sexo en su dimensión física.
-¿Por qué me iba a ofender?
-Simplemente porque hablo con ella. No quiero que se imagine lo que nunca será. Lo nuestro es una relación psiquiatra paciente, aunque sé por un amigo, un psiquiatra asturiano enamorado de la naturaleza que siempre tiene prisa, que se dan demasiados casos de infidelidad entre psiquiatras y pacientes... Tanto intimidar no es bueno. Intimidar o intimar, pero hay infidelidades por el medio.
-Es posible. Pero no más que en otras circunstancias o profesiones.
-No me haga hablar... En fin, se acabaron los diez minutos.
-Tranquilo, si necesitas desahogar, si quieres contarme algo no te reprimas que es muy malo, ¿le digo al siguiente que espere?
-La hora es la hora, doctora. Que pase un buen día.

François-Marie Arouet, "Voltaire", para los amigos, solía decir: "El secreto para no aburrirse es no contarlo todo".

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