jueves, 16 de febrero de 2012

La vida y tú

Esperar que en la vida se nos hagan posibles todos nuestros deseos como que no. Porque hay deseos que nunca se harán realidad... Cuando esperamos que todo transcurra como si nuestro plan fuera una garantía (en la vida si no se tiene un plan, ni el suicidio es posible, y menos alcanzar el buen amor ¿? Lo sé de buena tinta...) ocurren desafíos que nos obligan a cambiar de camino. Pese a cualquier contratiempo que la vida nos depare, ésta es lo más hermoso y valioso que podemos tener por encima de todas las cosas. Un plan no deja de ser un fin para alcanzar una meta. Debemos buscar siempre la cara positiva de las cosas (si la tiene). Conviene no tratar de justificarse ante la vida, tampoco explicarle a la vecina chismosa (que lo cuenta), y menos entregarse a la sociología y sus tratados. Conviene sincerarse ante la persona que ocupa nuestros sueños. Ante la vida, y ante el amanecer del nuevo día... Y con ese sufrimiento que es parte inevitable de nuestra cotidianidad, debemos componer una hermosa canción de amor y buscar a quien cantarla, si no la tenemos. Dice la sabiduría popular, o tal vez el evangelio, que Dios aprieta, pero no ahoga. De ahí la esperanza. Y mi esperanza eres tú.

En el lenguaje de tu mirada hay una palabra que destaca entre otras. En la sensualidad de tu cuerpo hay un algo que despierta la pasión. En tu voz dulce de ignota idealidad, en tu risa y tu sonrisa. Tú cuerpo me impresiona por todos tus encantos y conmueve mi inspiración... Por toda tú, te comparo con la santa poesía, seductora cual una flor de primavera, y te ofrezco mi alma a no ser que tú no lo quieras.

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