sábado, 11 de febrero de 2012

No sé si me explico...

Por más que hurgo en mi mente absurda no logro entenderme. Concebir una persona diferente es imposible. Tendré que conformarme con soy, raro, por un decir. Que igual si no fuera raro me aburriría... no sé. A veces quiero y otras no. Soy como soy, tal vez sin ese peculiar talento para atenuar las penas de esta vida desatando carcajadas. Sí, es un mal chiste. Solo que a veces pienso que la sociedad no valora las cosas como debiera. Se conforma y ya está. Quizá si saliéramos a la calle con la cara de la empatía y no con la de los entierros. Que nuestras penas no distraigan la alegría de los demás. Ay, a veces amanezco confundido y no soy capaz de explicarme... La vida es complicada (SÍ), siempre lo fue, pero ahora tal parece que una realidad que nadie merece descompensa la balanza a favor del pesimismo más enfermizo. En lo poco o mucho que tenemos debiéramos considerar un orden. Tal vez no priorizamos nuestras necesidades...
 
Cuentan que un maestro en clase tomó un frasco vacío y lo llenó con pelotas de ping pong, y les preguntó a sus alumnos si estaba lleno, a lo que contestaron que sí. Luego cogió unas bolas más pequeñas y las echó entre las pelotas de ping pong, y de nuevo les preguntó si el frasco estaba lleno, y volvieron a decir que sí. Pero siguió llenando el frasco, ahora con arena de la playa, y vuelta a preguntarles a sus alumnos que si estaba lleno, respondiendo que sí. Entonces lo cubrió de agua. ¿Y ahora?
 
Dios. Salud. Familia. Amor. Amistad. Trabajo. Un libro. Un poema. Una película. Una noche de luna llena celta. En ese plan... (o en otro) hasta llenar el frasco. No sé si me explico...

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