Ayer no fui a misa, de ahí que estuviera un poco de aquella manera -agresivo un poco-; me pudo el asesinato de una vecina. Si uno no busca la paz interior no la encuentra, eso es. El papa de Roma recientemente exhortó al equilibrio entre silencio y palabra, amén. Confío que ella a las once me tranquilice. Bendita ella aunque no cobre: las SS ya no son lo que eran. Ni el estado del bien estar. Ya nada es lo que era. En fin, vuelvo ahora. Si no me encierra, claro.
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