jueves, 9 de febrero de 2012

Mejor callar

La vecina chismosa me tiene harto. Bien de mañana pone la música al alto la lleva y no duerme ni la María. Limpia por aquí y allí cantando con las ventanas abiertas. Canta a dúo con quien sea, sabe todas las canciones. Sale a barrer la calle y no deja transeúnte inmune. Ya nadie pasa por delante de su casa, ni la mía. Ya nadie viene a visitarme... ¡Calla, vecina chismosa, déjame vivir en paz!.

Callar en un momento regalado por el tiempo nos puede evitar consecuencias desagradables. No debemos dejar que nuestro ser irracional desplace al otro, al que podemos ser: ser humano. Cuando la barbarie toma posesión de la cordura adquirimos condición de cuadrúpedos. No debemos permitir que la lengua se convierta en acelerador de nuestro enojo. Pensemos antes de maldecir, antes de hacer daño, antes de acusar gratuito, antes de decir que queremos algo que perjudique a alguien. Capacidad de discernimiento, inteligencia emocional. Mejor callar que recoger nuestros propios deseos por la calle del olvido.

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