"Soy hombre de besos castos y vivo en un pueblo de besos impuros, y vecinas chismosas".
El humano ser es pecador por naturaleza, y débil. ¡Ay de mí¡. No lo reconozco y tampoco me avergüenzo. Me paso el día dale que te dale a la tecla como arma instigadora. No soy la vecina chismosa, soy peor. Le doy alegremente al teclado con mensajes indecisos que generan duda; son mensajes indecisos de dudosa reputación. Y lo peor, no me arrepiento ni colaboro con la verdad. ¡Ay de mí!.
¡Ay de mí!, Silvio Rodríguez
El sol cansado de mí
un día me abandonó
sin hablar, sin decir.
¡Ay de mí!.
La luna me acompañó
callada en mi caminar
sin hablar, sin decir.
¡Ay de mí!.
Tu languidez o yo,
tu ancho ventanal,
el aire de tu piel,
tu sombra al caminar.
No hay otra solución,
mi mundo anciano está
y ya mis manos son
de duro pedernal.
Podré entonces vivir,
podré entonces llorar,
pero no acariciar
la verdad de tu abrazo.
¡Ay de mí!.
Podré entonces cantar,
podré entonces reír,
pero no detener mi razón
que en pedazos va por ti.
Sobre toda tu piel
quiero hacer el amor,
en tu lecho de piel
quiero echar mi rincón.
No quiero el despertar
de abrir un puño y ver
que en la palma quedó
solo sal,
solo sal,
solo sal.
un día me abandonó
sin hablar, sin decir.
¡Ay de mí!.
La luna me acompañó
callada en mi caminar
sin hablar, sin decir.
¡Ay de mí!.
Tu languidez o yo,
tu ancho ventanal,
el aire de tu piel,
tu sombra al caminar.
No hay otra solución,
mi mundo anciano está
y ya mis manos son
de duro pedernal.
Podré entonces vivir,
podré entonces llorar,
pero no acariciar
la verdad de tu abrazo.
¡Ay de mí!.
Podré entonces cantar,
podré entonces reír,
pero no detener mi razón
que en pedazos va por ti.
Sobre toda tu piel
quiero hacer el amor,
en tu lecho de piel
quiero echar mi rincón.
No quiero el despertar
de abrir un puño y ver
que en la palma quedó
solo sal,
solo sal,
solo sal.
(Una sinfonía de Bach, con todo respeto, es apenas comparado con el eco de tu voz).
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