martes, 14 de febrero de 2012

Al amor, en su día

Estoy tocado por Cupido. Agonizo, estoy enamorado... y se me olvidó regalarle una flor al amor. Al amor representado por esa creación absurda que fue infligida a la mitología para que purgara los pecados de los dioses. De las concepciones negadas a la belleza, Cupido, es el dios más irracional y ofensivo. La ocurrencia de simbolizar el amor con un gordito semiasexuado, la absurdidad de someter la pasión sexual a flechazos, de introducir en el arte a este homúnculo gordito para materializar el sutil espíritu, o lo sugerente de una mirada de soslayo, es digno de una época que, visionaria, después de crearlo se dieron cuenta que era una simple aberración. Así que lo abandonaron en el umbral de la posteridad para desde allí hacerle aparecer de incógnito y herir de amor como lo ha hecho con un servidor. Hoy, Día de San Valentín, confieso estar enamorado. Ay, yo que me jactaba de ser inmune al amor, ahora me doy cuenta de que fue un lamentable descuido. O que tan solo una persona en este mundo fue capaz de soportar mis defectos.

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