jueves, 16 de febrero de 2012

Amor de dos

Después de mucho pensar, hasta el punto de poner en tela de juicio mi salud mental, he llegado a la conclusión de que la convivencia en pareja es como un baile de disfraces. Y es que a veces nos dejamos llevar por las apariencias, en otras, tomamos el control de las cosas (como en mi caso y los sueños), y las más, tiramos por la calle del medio. Hay veces no sabemos de qué va el asunto, y otras nos sentirnos flotando en el mar de las dudas ¿? Sabemos y no. Porque parejas que llevan felizmente casadas en santo matrimonio, han llegado a la conclusión que ha muerto el amor, y que mejor esperarte a que vuelvas, al dolor de la ausencia que volver a intentarlo, o simplemente mantenerse en el engaño. Porque lo que cada cual ve en los ojos de su pareja es un espejo empañado. Amor de dos, amor vencido o entregado al desamor. Futuro desaconsejado. Sin comunicación y menos colaboración, conviene andar con cuidado para no herir los sentimientos del alma. Y no hablo de terceras personas, aunque se quiera o no siempre aparecen (fijo). Hablo del amor que se apaga por no alimentarlo. El amor emana de los adentros no solo cuando somos amorosos con la pareja, también cuando sabemos avivarlo candoroso. El amor de dos, si no se renueva cada día tiene menos en común. Reconocer este hecho es determinante para el éxito de la pareja. El amor de dos es decisión de dos, y si hay problemas se deben asumir sin dilación. Cambiar de procederes para volver al amor (o no) es asunto de dos.

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