martes, 15 de marzo de 2016

Kristel quiere ser más feliz.

Kristel me cuenta que quiere cambiar de vida y ser más feliz, y lo primero que va a hacer cuando cobre es cambiar de look de manera radical. Sobran los motivos que anidan en esa decisión, pero además de cuando en vez una quiere sentirse tan maravillosa como es en realidad. Ocurre que una puede ser feliz y no saberlo. Primero peluquería y luego unos trapos y unos complementos de plena actualidad, quiere que cuando entre la primavera le cause asombro. Yo no noto diferencia entre Kristel y la primavera, las veo igual de hermosas, aunque a veces me da por pensar que las mariposas que siempre vuelan libres en primavera son fruto de mi esquizofrenia. Cambiar de imagen, gustarle al espejo, sentirse por dentro como por fuera es bueno. Cambiar de look es cambiar de vida a poco que una sienta: querer es poder. Kristel quiere y puede cambiar de vida y lo va hacer.

Kristel tiene esa edad y la belleza natural... ¡Bien por mi niña!. Por atreverse a cambiar de look y abrirse a una nueva vida, por querer ser más feliz y disfrutar de todas esas pequeñas grandes cosas que tiene a su alcance y le pasaban de soslayo, por tener el coraje de salir de la tristeza y entrar en la alegría. La vida sigue siendo benefactora. Para volver a la niña que fue sin maquillaje ha de ser valiente y decir no si es no y sí si es sí por más que duela. Cambiar de look la ayudará tomar la decisión que lleva tiempo buscando excusa. Una promesa ha echado a andar.

Corren malos tiempos para el amor, siempre lo digo. Y la situación se torna cada vez más difícil tirando a casi imposible si no nos atrevemos a cambiar de vida. Por mucho que duela hay que cambiar de look de manera radical. A veces no sabemos lo mucho que ganamos hasta que lo perdemos. Ningún miedo al futuro. Ningún mal recuerdo. Los malos recuerdos son de los vivos sin los cuales los muertos dejan de existir. Ningún muerto viviente. En el amor hay que ser selectivo porque sabemos que si algo muere necesariamente algo nace. Mientras, despertar al nuevo día entre sábanas blancas de algodón egipcio y tener toda la cama para ti es un lujo impagable. Bienvenida a la vida real, mi niña. Hoy, tu madre y yo brindaremos con una copa de vino por ti, por la decisión acertada que has tomado. Por tu nueva casa. Por tu nueva vida que ahora comienza. Felicidades, mi niña, el futuro es tuyo.

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