En su penúltimo adiós apostó por la familia, sabía que el amor en primavera produce urticaria... Podía haber apostado por la esperanza, sin embargo, apostó por la familia... La familia, como si fuera agua y aceite. Un sábado de fieles difuntos para el amor siempre es primavera. ¿Quién le enviaba flores de azahar al alba? Quién sino el amor de madrugada... (¿Quién? Sin nombres por el qué dirán). Ahora cita versos de poetas muertos y en particular aquellos que cultiva el desamor a ritmo de tango. Si aparece en un descuido el desamor, antes de dar todo por perdido, recordar los momentos vividos. Malas las interpretaciones. Si se quiebra el amor la bolsa de los balores baja estrepitosamente. ¿Y entonces?
Lo que opine usted y yo señora mía, acerca del amor en crisis por primavera apenas tiene importancia porque no nos pertenece. La respuesta sin matices lo confirman. Y el Sabina canta: "Ahora que tengo un alma que no tenia, ahora que suenan palmas por alegrías ahora, que nada es sagrado... Ahora que todos los cuentos parecen el cuento de nunca acabar...". Ahora aparece el amor por la familia como si fuera la salvación a todos los males terrenales. Lo uno lleva a lo otro y aparece la pregunta: ¿Qué será de la primavera sin ti? ¿Y tu nombre sin mí? ¿Que será del mes de abril si no aparece? ¿Qué será de la musa del mes de abril? La noche a llegado. La noche donde anida el olvido. La noche del último adiós. Felices sueños.
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