viernes, 4 de marzo de 2016

¡Aserénate, Kristel!.

Dolor, malestar, mucosidad, titiritando, ay, titiritando, sintomatología impertinente, desagrado total.

Tranquila, mi niña, estás bajo el mismo techo de tu infancia. Hogar familiar. 
Convaleciente, mi niña,
estás más hermosa que siempre,
un poco más delgada, pero más hermosa que siempre.
Me hace inmensamente feliz tenerte unos días en casa... tu casa.
Prometo darte todos los cariños que llevo anotados en el calendario...

Tiempo, demasiado tiempo para un viejo... El tiempo y la distancia.

Tu vida se ha llenado de asuntos inaplazables y eso para un padre que necesita tanto a una hija... 
Prisas, apenas tiempo para comer y vuelta a empezar.
Sé que nadie me ha robado mis caricias, ¿o sí? Mucho te echo de menos...
Hablo contigo cada día y cada noche te escribo en sueños: de noche y de día. A todas horas te quiero. 
No es lo mismo, mi amor, no es lo mismo soñarte que abrazarte y besarte y decirte a la cara te quiero. Claro que no es lo mismo...
Y esa tu sonrisa... Y esos tu labios... Y esa tu mirada angelical... Tu cara de niña inocente.
Nadie es tan feliz que yo cuando te tengo cerca de mí.

15 días, 15, el médico ha dicho 15 días...
no es mucho pero es más de lo que esperaba:
Perdona, mi cielo, que me alegre por tu convalecencia...

No hay mal que por bien no venga. Quien pueda que se ponga en mi lugar... Y ahora imagínese con el amor de su vida 15 días amarrada a la cama sin moverse... O sana o me denuncia por malos tratos... Pero 15 días con la niña de mis ojos no me los quita nadie. 

Prescripción facultativa: Cuadro gripal.

1 comentario: