Traigo a de soslayo el cuento porque estuve pensando la manera de acabar con la Semana Santa por salud mental, y, en la noche desvelada, no me vi dándoles latigazos a los feligreses ni encadenándolos a las iglesias ni llevándolos a Roma con todos los monseñores a confesar los pecados. Yo soy menos de más. Entonces se me ocurrió acudir a una agencia de viajes todo incluido y cerrado por vacaciones hasta el verano: los hoteles están repletos. Oiga usted, ¿se imagina cómo están las iglesias de fariseos y las calles de feligreses y de hipócritas la playas de Valencia? Venga si se atreve... O resucita el Señor antes del domingo o aquí se va a liar una de no te menees de casa por mucho que me salgan redobles de tambores por los oídos... Vuelvo a usted: ¿Habrá vida después de la crisis? ¿Habrá Semana Santa? ¿Habrá hoteles vacíos? ¿Habrá moderación y prudencia? ¿? O seguirá habiendo pan para hoy y hambre para mañana ¿? Llevo horas de procesión por Les Seniaes dándome golpes en el pecho y no encuentro respuesta para tanto de todo. Jesús el Cristo diseñó la paz y el humano ser el dispendio. ¿Quién dijo crisis? ¿Quién dijo todo está perdido? Dios no decidió morir en la cruz por amor fue por sus errores. De hecho no volvió. Como tú, a pesar de conocer el vacío que hay en ti.
Siempre genial...
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