miércoles, 16 de marzo de 2016

¡Ah!.

Con Ian de paseo por Les Seniaes me siento un tipo importante. A lo que le cuento me contesta ¡ah!. Es una gracia que me hace sentir bien. Con Ian me siento importante porque solo Ian me escucha y me contesta con admiración (ojalá sea admiración y no pena). No es que mis amigas no me escuchen, me escuchan y me quieren igual o más que siempre aunque no me lo recuerden, es que no me consideran cultivado en sus asuntos de interés, sean los que sean esos asuntos. 

Sin nadie con quién compartir café ni pastas de té, para entablar una afable y sincera conversación Ian bebé. No recuerdo a qué edad perdí mi inocencia (gran interrogante), pero antes que Ian pierda la suya y con ella quizá y sin quizá la admiración por mí, me niego a envejecer y ser más ciego, y más sordo, y sentir más dolor en el cuerpo cuando amenaza lluvia que es menos de lo que fui sin contarle las cosas buenas que me han ocurrido en la vida y por ignorancia las dejé mirando de soslayo. No quiero que le digan "te quiero" y no sepa qué responder. Si vivir hay que amar. Perdemos la inocencia y encontramos el engaño. Mentimos y nos mentimos. Difamamos con absoluta impunidad. Hacemos del engaño arte.

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