"En la vida, lo más triste, no es ser del todo desgraciado, es que nos falte muy poco para ser felices y no podamos conseguirlo". Jacinto Benavente.
Confieso ser del todo desgraciado, ay. Y no tener remedio. Es una obsesión lo mío con la situación que vive el país. Este país, esta patria, necesita volver a creer en su clase dirigente y para ello sus votantes han de ser responsables y exigir que se cumplan las promesa y sobre todo la Constitución.
En esta vida triste de morir, todos y todas necesitamos de urgencias el libre acceso a la felicidad. Este país tantas veces defraudado tiene que iniciar una campaña de recolección de firmas para exigir a los señores dueños de los partidos políticos cumplir con la palabra dada a los votantes. Patria fallida. Los votantes hablaron y ahora están afónicos, no quieren volver a decir lo que ya dijeron hace tres meses.
Lamento volver a lo mismo, pero el tiempo que pasa es tiempo perdido que no vuelve. En el Congreso de los Diputados se besan apenas conocerse, hay química, hay humor de martes a jueves, deliciosa y fina armonía. Sin embargo, cuando la realidad supera la caricatura del gobierno esta desaparece. Hoy estoy en condiciones de afirmar que los señores dueños de los partidos políticos ni son democráticos ni éticos. Se besan sí, tengo pruebas grabadas, pero no se quieren, y lo peor, no quieren a los votantes, solo se quieren ellos, cada uno a sí misma. La tendencia es besarse en el Congreso y opinar contrario al amor. El contenido de sus actos son impúdicos según amanece y su palabra electoral. El problema nacional no son las próximas elecciones, sino la falta de una ciudadanía militante que exija respeto.
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