viernes, 23 de mayo de 2014

Incidente diplomático

Hace tiempo en el lejano Oriente, había un país fanático de la paz y la tranquilidad. Los habitantes de este país eran conocidos por las grandes superpotencias por un particular incidente diplomático ocurrido hace mucho tiempo. Allí residía un Sultán que ocupaba un palacio frente al mar del que le separaba una playa de arena fina de la casa de un Cónsul extranjero donde su familia organizaban grandes recepciones. A pesar de sus protestas los invitados del Cónsul insistían en las juergas nocturnas y en usar la playa para bañarse desnudos. Un día, una mujer llegó a la orilla del mar y al agacharse para quitarse la indumentaria (dos sandalias) un exasperado Sultán sin poder dominar su irritación, desde su balcón descargó una perdigonada contra la parte más conspicua de la bañista. Afortunadamente para el buen entendimiento de las dos grandes naciones, la bañista era la Sultana.

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