Afirmar que los homosexuales "se corrompen y se prostituyen" es libertad de expresión.
La Audiencia de Madrid sostiene que el obispo valenciano Reig Pla ejerció su derecho a la libertad al criticar duramente la homosexualidad en una homilía de 2012. EFE.
Hay algo más que complicidad entre la iglesia y la judicatura. Son seguidores de un mismo malquerer: la homosexualidad. Los ataques verbales en homilía contra la homosexualidad son libertad de expresión. A más duras las palabras más libertad de expresión. Quizá se debieran revisar por un tribunal médico algunas sentencias. La cantidad y la importancia de los detractores definen una sociedad. Este asunto siempre pasará a mayores porque hablamos de la vida y del ser. Mi generación no reconocía la homosexualidad y ahora lleva aparejada la vejación y el insulto. Poco hemos avanzado. De un mismo vientre nacimos ante la mirada atenta de la iglesia. ¿Habrá que negar a Dios para salvar al mundo?
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