miércoles, 28 de mayo de 2014
Amor espiritual
Cuando no comprendo mi proceder achaco mi comportamiento a mi mente absurda y aquí paz y después gloria. Me acomodo en mi desconocimiento, pierdo el interés y no soy ni un reflejo alterado del amor que tengo por los demás... Siento amor por el colindante (por favor, que no salga de aquí), ese amor es la tolerancia que desarrolla mi madurez como ser humano. El amor que me salva de la hecatombe que a veces es mi vida. Pero no siempre controlo mi proceder, insisto, y mi mente no puede ser la disculpa que justifica mi comportamiento eternamente; porque el amor propicia en mí emociones pasajeras que desgarran mis sueños y me acaba negando. ¿Sino mi mente culpable quién o qué? Vivo al margen de un patrón espiritual, no acepto la posibilidad del amor que pudiera habitar en un polo opuesto a mi pensamiento. Ente Superior o lo que sea. He de reconocer que por encima de mi egoísmo hay quien me ama sin darme excelencia.
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