Se quiera o no,
después del mediodía llega la tarde
con sus atardeceres lejanos.
Allá donde se esconde el sol
los colores moribundos pierden su color
al hundirse detrás de las montañas...
En los atardeceres lejanos,
allá donde se esconde el sol,
un estado de ánimo se hunde detrás de la arboleda
mientras los hongos y las incógnitas,
despliegan sus sinfonías en el anochecer pasajero,
de otro día que se consume en el paisaje.
Días que se consumen guardando recuerdos de oropel en cajitas de abandono.
ResponderEliminarMuy sentida estás hoy... Beso.
ResponderEliminarSalud.
No, muy cansada porque trabaje mucho ayer y aun no me duermo.
ResponderEliminarRemordimiento.
ResponderEliminar¡Achis! ¿Remordimiento? ¿Y ora de que?
ResponderEliminarAlgo harías...
ResponderEliminarNada, soy un pan. Nadie hay mas bueno que yo.
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