Cuando nadie me ve subo al desván donde guardo las cosas inútiles que a través de los años van dejando hueco para el recuerdo. Llevo días queriendo subir en busca de nuevas sensaciones escuchando viejas canciones. Tengo discos de vinilo y un tocadiscos más viejo que yo. Pero al contrario que yo, él es mágico, porque tiene la facultad de hacerme recordar momentos que he vivido... Escuchar una canción del pasado me brinda la oportunidad de sumergirme en un mar sin fondo.
Juro que he vivido, pero a veces dudo y me miro en el espejo, y aunque no recuerdo, juro que he vivido, lo veo en mi cara.
Y subo al desván y entro en conexión con canciones de antes y sus momentos. Una canción de antes no es escuchar una música más o menos agradable, es traer a la memoria sensaciones del pasado que por algún motivo han preferido quedarse en un rincón del alma a través del tiempo que desaparecer. Me gusta esa canción y su recuerdo. Me gusta lo que dice y más lo que significa. Y de todas las canciones hay una especialmente que trae a la memoria recuerdos exclusivos atados a palabras con un ritmo que conmueve. Entonces me dan ganas de llorar y extrañar. O de reír y volver a ser el protagonista que fui un día. Reliquias del pasado.
Cuando nadie me ve subo al desván y te veo brillar con la luz que enciende los sentidos de mi cuerpo (aunque solo sea en mi imaginación). Tu música es mi canción preferida. La facundia vestida de musicalidad que me permite poseerte. Para poseerte solo tengo que escuchar tu canción... y cerrar los ojos. Tus ojos siguen siendo poesía y tu mirada la música imposible de tararear.
Estoy tratando de comentarte desde hace mil años e internet no me deja, hay que joderse y para hacerme quedar mal, este comentario si se envía carajo.
ResponderEliminarNo irás al cielo...
ResponderEliminarPus claro, es una lastima porque tu si y entonces nunca nos conoceremos ¡Maldición!
ResponderEliminarDecía que la dueña de tus suspiros morirá de amor al leerte.
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